Resumen
El sistema español de formación de especialistas es reconocido por la calidad de sus resultados, pero presenta desequilibrios que se manifiestan en una visión centrada en la enfermedad y la medicina hospitalaria, con una formación en unidades cada vez más especializadas, alejada de la enseñanza basada en la persona y su entorno(1,2). En los procesos selectivos al grado de Medicina y la formación como Médico Interno Residente (MIR), se valoran exclusivamente conocimientos sin tener en cuenta los valores internos imprescindibles para ser un buen médico: tener vocación implica interés en las personas y compromiso social(3-6). A pesar de las reiteradas alertas realizadas a los gestores sanitarios, el modelo de Atención Primaria (AP) está en crisis,lastrado por el déficit inversor, la ausencia de reformas, unas condiciones laborales poco atractivas o la inadecuada distribución de profesionales.
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