Resumen
La alergia a alimentos es un proceso de elevada prevalencia y posible riesgo vital en el niño. La mayor prevalencia en la infancia que en la edad adulta es reflejo del desarrollo de sensibilizaciones en los primeros años de vida y de la posible pérdida de las mismas a lo largo del tiempo. La mayoría de las alergias alimentarias se originan durante los primeros 1 ó 2 años de vida, mientras que el desarrollo de tolerancia es un proceso mucho más variable dependiendo de características individuales y del alimento implicado. El espectro clínico de la alergia a alimentos en el niño es muy amplio. Por un lado las reacciones de tipo inmediato como urticaria, angioedema o anfilaxia son habitualmente mediadas por IgE y pueden ser fácilmente identificadas mediante pruebas cutáneas o determinación de IgE específica. Por otro lado las reacciones de tipo retardado como la dermatitis atópica o los trastornos alérgicos gastrointestinales habitualmente reconocen un mecanismo mixto o no IgE mediado y su diagnóstico es más difícil, basándose en protocolos de eliminación y provocación. Más del 90% de las alergias alimentarias IgE mediadas en el niño son causadas por unos pocos alimentos. De ellas, unas son probablemente transitorias (leche, huevo, soja y trigo) y otras probablemente persistentes (frutos secos, pescados y mariscos). La clave para el diagnóstico y el tratamiento de la alergia a alimentos es la correcta identificación y evitación del antígeno responsable. En este artículo se revisa la historia natural, el diagnóstico y el manejo evolutivo de las alergias alimentarias más comunes en la infancia.
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