Resumen
En pocas profesiones la formación continuada se convierte en una obligación como sucede con la medicina. Conocer es indispensable para diagnosticar y, por lo tanto, para curar o para prevenir la enfermedad. Sin embargo, la investigación biomédica ha crecido exponencialmente en los últimos años, de forma que la información disponible alcanza niveles difíciles de manejar para los médicos(1). Las nuevas tecnologías contribuyen notablemente a que sea posible afrontar la tarea de mantenerse actualizado, pero la formación no es únicamente información. Esto es especialmente así cuando se trabaja con un factor tan poco controlable como el ser humano. Ninguna situación clínica es igual a otra situación clínica y ningún enfermo es igual a otro enfermo. Esta variabilidad es, si cabe, todavía mayor cuando el paciente es un niño.
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