Resumen
Durante los primeros años de vida, con frecuencia los padres o cuidadores están preocupados por si la cantidad y/o variedad de alimentos que ingieren sus hijos no es correcta y pudiera ocasionarles problemas de salud, de nutrición o de crecimiento. Se han propuesto diferentes términos como niño mal comedor, picky eater, aversión/rechazo alimentario infantil o neofobia alimentaria. Conocer los factores y los mecanismos implicados en el aprendizaje de la conducta alimentaria puede ayudarnos a comprender y manejar este problema. La diversificación alimentaria cumple un importante papel en el aprendizaje alimentario del niño. Establecer unas buenas pautas en estos primeros años puede ser la intervención más eficaz tanto para disminuir el número de niños con problemas de alimentación (rechazo, selectividad alimentaria) como para prevenir la actual epidemia de sobrepeso-obesidad en el mundo desarrollado. La llamada alimentación complementaria dirigida por el bebé (baby led weaning) puede favorecer el aprendizaje, pero también tiene riesgos y aún no cuenta con evidencias firmes. No obstante, adoptar algunos aspectos de este método en la rutina de la diversificación alimentaria tradicional (permitir la autorregulación del bebé, incorporar al niño a las comidas familiares y ofrecer alimentos con texturas que pueda manipular el lactante en cuanto este alcanza un desarrollo adecuado) puede ser beneficioso.
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