Resumen
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano que posee un doble origen embriológico, por ello se relaciona con todos los órganos y sistemas del organismo. Por un lado está la epidermis que es un tejido epitelial derivado del ectodermo de superficie y por otro la dermis, capa más profunda compuesta por tejido conectivo denso que procede del mesodermo. Esta capa posee una rica y variada actividad metabólica, así como una abundante vascularización, es por ello que la piel puede convertirse en reflejo de numerosas alteraciones sistémicas que están sucediendo en el interior del organismo, hasta el punto de existir auténticos marcadores dermatológicos perfectamente bien reconocidos, y que pueden preceder o acompañar al diagnóstico de una enfermedad sistémica. El conocimiento de estas manifestaciones cutáneas, que en muchas ocasiones son la única expresión clínica de una enfermedad asintomática, nos ayuda a realizar un diagnóstico precoz.
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