Resumen
Objetivo: Estudio de la evolución del perfil etiológico y patrón de sensibilidad de los uropatógenos pediátricos en nuestro medio y sus implicaciones sobre la elección de tratamiento antibiótico. Material y métodos: Análisis retrospectivo de los resultados de los urocultivos de pacientes pediátricos atendidos en los servicios de hospitalización y consulta del Hospital Virgen de la Concha de Zamora en el período 1995-2001. Valoración de la evolución en el número e idoneidad de las muestras, tipos de microorganismos aislados, patrón de sensibilidad a antimicrobianos y su variación en función de la edad y características clínicas de los pacientes. Resultados: De los 5.967 urocultivos revisados (de 3.725 pacientes) resultaron positivos 756 (12,7%) y 948 contaminados (15,9%). En los últimos años descendió significativamente (p < 0,001) el número de muestras, a expensas de las contaminadas. Los microorganismos más frecuentes fueron Escherichia coli (68%), Proteus mirabilis (6,2%), Pseudomonas aeruginosa (4,2%), Enterobacter cloacae (3%) y Enterococcus faecalis (2,8%). Por grupos de edad, destaca un mayor predominio de E. coli en los mayores de 2 años (79,9%). La sensibilidad específica a E. coli por antibióticos fue: ampicilina: 36,7%, amoxicilina-clavulánico: 93,3%, cefalosporinas 1ª generación: 95%, cefuroxima: 99,3%, cefixima: 99,2%, cefotaxima:100%, gentamicina: 96,6%, cotrimoxazol: 77,3%, nitrofurantoina: 94,9%, fosfomicina: 100%, asociación cefotaxima-gentamicina: 100%. La mayoría de las cepas resistentes a cefalosporinas fueron de P. aeruginosa, E. cloacae y M. morganii, mientras que para nitrofurantoina, cotrimoxazol y gentamicina fueron de E. coli. En el período estudiado se experimentó una discreta recuperación de sensibilidad de E. coli a cotrimoxazol (p = 0,033). Conclusiones: E. coli es el uropatógeno predominante, frente al que mantienen una buena actividad las cefalosporinas, gentamicina, fosfomicina y nitrofurantoina. La sensibilidad a cotrimoxazol se encuentra en el límite que condiciona su utilidad como tratamiento empírico. En pacientes con criterios de riesgo las cefalosporinas de 3ª generación, asociadas o no a gentamicina, constituyen la opción más recomendable. Cefixima y fosfomicina presentan un adecuado perfil para su uso en pacientes que toleran la vía oral.
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