Abstract
El grupo adolescente sería uno de los clásicos ?grupos de riesgo? para adquirir una ITS; este riesgo viene determinado por la poca formación en educación sexual y la ausencia absoluta de información sobre ITS que sería, en muchas ocasiones un motivo en la demora en consultar al médico. En la adolescencia existe una mayor susceptibilidad para adquirir determinadas infecciones genitales, sobre todo en las chicas; asimismo, como secuelas de estas infecciones, puede aparecer un precoz cáncer de cuello uterino o infertilidad. Aunque en la adolescencia el sexo es entendido como una fuente de juego y placer, así como la confirmación de una estrenada libertad, no conocen los mecanismos de transmisión de las ITS y, además, piensan que son fuertes y están sanos, y el concepto de enfermedad está muy lejano. Todo esto choca con los sentimientos de vergüenza y retraimiento a la hora de consultar con un médico y, aunque es fácil el mantener con los jóvenes una conversación sobre ciertas conductas, como el beber alcohol, fumar o el uso de drogas, se resisten a hablar acerca de cómo han adquirido la ITS, la frecuencia de contactos sexuales, así como sobre sus hábitos sexuales. Cuando un joven nota algo anormal en sus genitales, la primera consulta es a sus amigos o compañeros, que tienen el mismo nivel de información, lo que origina que no se corte la transmisión de la infección, y no puedan evitarse determinadas secuelas; tampoco es bueno el nivel de información entre las parejas, cuando uno de ellos está infectado...
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Copyright (c) 2007 Boletín de Pediatría