Abstract
En el año 2000 la OMS estimó que la incidencia de casos nuevos de tuberculosis (TB) era de 8,5 millones en el mundo y que aproximadamente unos 900.000 eran niños (aproximadamente el 11% del total de casos), de los que morían un 30% de los mismos; en los países de alta endemia la proporción de casos de TB infantil es más alta que en los países industrializados (hasta un 40% del total de casos), por lo que la contribución de la TB infantil a nivel global es muy importante(1). Sin embargo, en muchos países (de los que 22 acumulan el 90% del total de casos de TB mundial) la TB del niño no recibe la consideración esperada, porque como su nivel de contagiosidad es mínimo, los recursos se dedican al diagnóstico y tratamiento de los casos de adultos con TB contagiosa que es la que mantiene la transmisión de la infección(1,2): desde el punto de vista de la salud pública el niño que se infecta con M tuberculosis y no recibe tratamiento de la infección actúa como el reservorio y puede convertirse en una fuente de infección en el futuro...
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Copyright (c) 2007 Boletín de Pediatría