Abstract
La idoneidad del proceso de formación del personal médico es un tema que ha sido polémico desde hace muchos años. Una sensación común a muchos estudiantes de Medicina es que el enfoque de la carrera es demasiado teórico, y más orientado a conseguir una buena puntuación en el examen MIR que a la adquisición de habilidades clínicas. Esta sensación no parece que haya cambiado pese a las modificaciones realizadas tras el llamado “plan Bolonia”, encaminado, en teoría, a impulsar un aspecto más práctico de la docencia.
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