Abstract
En los últimos años, asistimos a un gran aumento de la demanda en las consultas de salud mental infanto-juvenil. La percepción clínica en nuestro quehacer diario es que este aumento se encuentra muy polarizado; por un lado, un gran aumento de los casos que denominamos patología común y por otro un gran aumento de la gravedad de los cuadros clínicos en la infancia y sobre todo en la adolescencia.
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