Abstract
El feto presenta una disposición paralela (no en serie) de las dos circulaciones, la pulmonar y la sistémica. Esto quiere decir que ambos ventrículos están perfundiendo simultáneamente a ambos territorios, mediante dos estructuras que los conectan entre sí: el foramen oval y el ductus arterioso. Esta disposición hemodinámica y la posibilidad de “desvío de flujos” entre ambas circulaciones permiten que la presencia de cardiopatías fetales graves, como la obstrucción o hipoplasia de un ventrículo, pasen clínicamente desapercibidas y sean compatibles con la supervivencia del feto hasta su nacimiento, ya que el otro ventrículo suple esta deficiencia. Al nacer el niño, la fosa oval y el ductus tienden a cerrarse, la placenta desaparece y su función es asumida por los pulmones del niño. La circulación en paralelo pasa a estar en serie y cada ventrículo debe valerse por sí mismo. Por tanto, es a partir del nacimiento cuando se manifiestan clínicamente las cardiopatías congénitas.
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International License.
Copyright (c) 2020 Boletín de Pediatría