Abstract
La especial trascendencia de las convulsiones durante la infancia está sustentada por diversos motivos: a) su elevada frecuencia, puesto que 5 de cada 100 personas van a padecer alguna crisis convulsiva a lo largo de su vida, 75% de ellas antes de los 15 años de edad; b) la gran ansiedad que provocan las convulsiones agudas; y c) las consecuencias potenciales de las convulsiones cuando se prolongan en forma de estatus convulsivo, esto es, en forma de una convulsión ininterrumpida durante más de 30 minutos o, lo que ocurre con mayor frecuencia, en la sucesión de convulsiones repetidas sin recuperarse la conciencia entre las mismas, con una duración total que supera los 30 minutos...
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