Abstract
El dolor es una experiencia personal, sensorial e intransferible, de difícil comprensión por quien no lo padece. Estas circunstancias adquieren una dimensión especial cuando el dolor afecta a niños y adolescentes y se localiza en tórax, por el temor de los pacientes, o de su familia, a padecer cardiopatías, etc. En la mayor parte de los casos los dolores torácicos no revisten gravedad, exceptuados aquellos que ya vienen definidos clínicamente y que orientan hacia una patología orgánica. Aun contando con posibles causas psicógenas y otras de difícil evaluación, se debe extremar la prudencia para no catalogar de banal un dolor que puede deberse a un motivo grave...
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Copyright (c) 2000 Boletín de Pediatría